lunes, marzo 24, 2008

"La Historia de Prestobarba"

El día que los extraterrestres desembarcaron en Bogotá

Conservo el sonido original del video: "La cabalgata deportiva Gillete", programa que transmitía el radio mientras esos seres de luz hacían su arribo, en rigurosas parejas, a la ciudad de Bogotá (Octubre 2007). ¿Que pasó con ese ejército invasor? La respuesta es clara: como sus 'cuerpos' necesitan un ambiente de aguacero y oscuridad, desaparecen cuando amanece y/o deja de llover.


sábado, marzo 22, 2008

Curso rápido de Nostalgia Avanzada: SAMACÁ

Señora, buenos días; señor, muy buenos días...
Decidme: ¿Es esta granja la que fue de Ricard?
¿No estuvo recatada bajo frondas umbrías,
no tuvo un naranjero, y un sauce y un palmar?

El viejo huertecillo de perfumadas grutas
donde íbamos... donde iban los niños a jugar,
¿no tiene ahora nidos y pájaros y frutas?
¿Señora, y quién recoge los gajos del pomar?

Decidme, ¿ha mucho tiempo que se arruinó el molino
y que perdió sus muros, su acequia, su pajar?
Las hierbas, ya crecidas, ocultan el camino.
¿De quién son esas fábricas? ¿Quién hizo puente real?

Parábola del Retorno
Porfirio Barba Jacob (1906)


Logotipo de la Compañía de Samacá

En 1929, cuando mi abuelo administraba la Fábrica de Hilados y Tejidos, mi papá nació allá, en Samacá. Más de treinta años después, mi papá regresó como administrador de esa misma fábrica y de las minas de carbón. Y allí, en 1961, transcurrió una de mis múltiples infancias (porque al contrario de “Don Fulgencio, el hombre que no tuvo infancia”, yo sí tuve varias: en Popayán, en Bogotá, en Bucaramanga, en Samacá, una segunda en Bogotá).

LA TINTORERÍA. Mi abuelo -Gustavo Wilches Castro- es el primero de izquierda a derecha en el grupo de tres

Obreras de la fábrica (alrededor de 1929)

De Samacá conservo, sobre todo, recuerdos olfativos y sensaciones de piel. Solamente en 1986, cuando vivía en Great Milton, un pueblito inglés cercano a Oxford, me dí cuenta de que esa sensación que me ligaba a Samacá, era el olor a frío y a carbón.



Ayer, 21 de marzo de 2008, regresé por segunda vez después de que nos fuimos de allí a fines de 1961 o principios de 1962 (la primera vez que volví fue hace un poco menos de 20 años). Encontré los restos de la fábrica y las ruinas de la que fuera “la Casa de la Administración”. Materialmente recogiendo los pasos, recorrí (con Juan Carlos Isaza y con Charlie) sus corredores y lo que queda de las habitaciones, del patio interior y del jardín. Debo confesar que esperaba encontrarme algún fantasma: quizás el mío propio, como me sucedió en el Museo de las Atarazanas en Barcelona. No encontré ni fantasmas, ni esas sensaciones de piel, ni ese olor. Seguramente porque mi paso fue fugaz y porque en este casi medio siglo, el aire también se ha calentado en Samacá (y a lo mejor porque los fantasmas se toman el Viernes Santo).



Esta fue la misma casa en la que yo, cuando tenía 7 años, viví en Samacá, pero no donde nació mi papá. Esta última desapareció el 2 de noviembre de 1936, cuando (tiempo después de que mi abuelo y su familia se fueron de allá) el río Gachanaca rompió una presa, inundó el valle de Samacá, destruyó varias casas del pueblo y de la fábrica y causó la pérdida de por lo menos 200 vidas humanas. El agua volvió por lo suyo porque, según cuenta la historia, lo que hoy es el valle de Samacá era un gran lago (la Laguna de Camcicá), que desecaron los conquistadores españoles para poder cultivar.



Además de la "Parábola del Retorno", de Porfirio Barba Jacob, de la que tomo el epígrafe, recorriendo ese lugar me vino a la mente el siguiente poema de Luis Carlos López, que no solamente pinta la casa de manera perfecta (aunque sin lagartos) sino que expresa también la sensación que me quedó:


¡ Pobre casa de mis antepasados !...
si pudiera comprarte, si pudiera
restaurar tus balcones y tejados,
y por el caracol de tu escalera

subir a tus salones empolvados
para en tu soledad, casona austera,
revivir episodios olvidados,
teniendo en tu zaguán loro y portera…

Pero tú, caserón en esqueleto,
refugio de vampiros y lagartos,
donde penetra el sol hecho una brasa,

¡ qué sabes de las cuitas de un bisnieto,
de un bisnieto aburrido y sin dos cuartos,
que no puede comprarte, pobre casa !...



Muy acertadamente comenta Blanca Cecilia que es muy extraño que la vegetación no se haya apoderado del lugar. La casa está en ruinas, hay vidrios rotos y goteras y algo de humedad en los cielorrasos y los muros, pero salvo unas pocas bromelias en una canal, ni musgo ni otras plantas ni en los techos, ni en el interior. Tampoco vimos bichos, que en ese clima también los hay (a lo mejor por la hora -medio día- aunque adentro había mucha oscuridad). Como si algo hubiera esterilizado la casa.

jueves, marzo 20, 2008

ESTIGMAS DE LA PASIÓN

¿Por qué precisamente en Semana Santa me aparece esta llaga en la palma de la mano?

Por pendejo. Por intentar dedicar los 'días santos' a actividades de bricolage que me chocan e ignoro. Concretamente, me volví m... la mano con el mango de un destornillador, intentando ajustar unos tornillos para adosar a la pared una repisa, que acabó desplomádose. Por fingir una pasión que no poseo, por los trabajos caseros.

Passiflora caerulea (en el Jardín Botánico de Bogotá)

Para no salirnos del tema, aprovechemos para contar que las Passifloras o Pasionarias, fueron bautizadas así por Linneo, porque sus flores exhiiben los símbolos de la pasión de Cristo: la Corona y los Clavos. A este género pertenece la granadilla del quijo (Passiflora popenovii) una fruta del Cauca por la que sí siento una verdadera pasión pecaminosa de lujuria y de gula, y que por una de esas curiosas sincronicidades, solamente se dá en Semana Santa.

Y para terminar, este puente a la entrada "Aproximación al Equinoccio" de mi blog TEOFANÍAS:

El carácter lunar del calendario utilizado por la Iglesia Católica para fijar cada año la Semana Santa determina que casi siempre esa misma luna llena presida las noches de procesión en Popayán. Esto, por supuesto, cuando la dejan ver las condiciones meteorológicas.

Lo anterior es una de las consecuencias del hecho de que la mayor parte de las fiestas de la Iglesia se superpusieron sobre las celebraciones paganas de la antigua Europa, íntimamente ligadas a las estaciones y, en consecuencia, a los movimientos celestes de la luna y del sol. Y también se debe a que la Pasión de Cristo sucedió durante los días de la Pascua judía, conmemorativa de la liberación de los judíos del poder del Faraón, fiesta anual que se celebra en época de luna llena.

20 DE MARZO DE 2008

El domingo que sigue a la primera luna llena después del equinoccio de primavera (el 21 de marzo), se establece como Domingo de Pascua o “Domingo de Resurrección”. Nota: este año -2008- ese domingo cae el 23 de marzo. En 1983, el año del terremoto de Popayán, cayó el 3 de abril.

El domingo anterior al de Pascua es el Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa. Cuarenta días antes, la Iglesia celebra el Miércoles de Ceniza, el principio de la Cuaresma, tiempo durante el cual se purgan las libertades y los excesos “tolerados” en que se ha incurrido durante la época de carnaval.

(Fragmento de mi texto "Las Procesiones de Popayán: un sentimiento colectivo" - En "Las Procesiones de Semana Santa en Popayán" - Villegas Editores)